Oración (25)

Cólmame de la dicha que supone tu presencia
Aliméntame de tu excelsa sabiduría
Y refuerza mi vida con tu bondadoso amor
No permitas que mis deseos sean vanos
Reviste mi existencia de asombro
Para poder ver al mundo con ojos de admiración,
Y no caer en la desdicha de quien vive en la monotonía.

Deja que tus melodías enaltezcan mis mañanas
Regálame la calma del padre que educa
Y la gloria de quien conoce tu nombre
No me abandones cuando el peligro me vea a los ojos
Báñame con la fortaleza del que lucha
Y con la sapiencia del vencedor.

Que sean tus manos las que me guíen al escribir
Y sea tu voz la que resuene cuando me lea
que no me quiten la vulnerabilidad como instrumento
que las lágrimas jamás se cansen de brotar en mí
cuando la conmoción del alma se refleje en el cuerpo.

Acompáñame en todos los suspiros
Y guía a mis pies en cada paso
Que todo pensamiento sea un propósito
Que cada palabra sea su ejecución.

Que la naturaleza siempre sea bondadosa
Y sirva yo a ella como ella a mí
que pueda habitarla siempre.
Y así cuando yo me vaya
Pueda volver.

En forma de flor.

Lamento

Soy un cuerpo abarrotado,
Encarcelada en esta casa
Enterrada en este suelo,
Sumergida en este río.

Envidiosa de ese pájaro
Que vuela vulnerable
A la vista de un halcón
Dejándose llevar por el viento.

Siento pena de mí,
de esta cama que parece una tumba,
de soñar con un mañana
de padecer en la penumbra.

Estoy celosa de los animales
Sin conciencia que los limite
Viviendo en la naturaleza
Sin razón que los exalte.

Y si me arranco la piel
Y me quedo en el espíritu,
¿Podré volar cual pájaro
Sin vía ni camino?

Y si me desatornillo la memoria
¿Podré volver a vivir
Sin estas ataduras invisibles
Que me acongojan la existencia?

Estima

Y sigo siendo igual,

Aunque esté en un sitio diferente

Y el tiempo haya pasado

Sigo siendo la misma

Y me desconcierta que,

He sido esta por tanto tiempo

Y aún no sé quién soy.

Me habito desde siempre,

Pero he entendido a otros

Más que a mí,

He amado fervientemente a otros

Y esta que siempre me acompaña

Poco amor ha recibido

Pocos abrazos le he dado.

Me he esforzado por tomar de la mano

A aquellos que por voluntad me soltaban

Y a esta que soy,

A esta que no se desprende jamás,

No le he tomado un dedo,

Ni cuando estuvo a punto de caer.

La he desamparado.

Estuve tanto tiempo descifrando a otros

Tratando de entender y ayudar

A seres que se leen en libros de matemáticas

Y no he vuelto la mirada a el alma mía

Que estoy segura que es de letras y rimas,

Pocas letras he leído de este cuerpo y este espíritu

Con el afán de quien lee un trozo de papel perdido.

Tanto tiempo, tanto esfuerzo

Por amar a otros

Sin ver la oportunidad

de amar al ser que habito

Y quejándome del desamor

Que encontraba en otros seres.

Susurros

Algunas veces a mí también me dan ganas de escribir los versos más tristes cualquier noche en la que la soledad es quien me arropa del frío.

Pero al tratar de escribir algo, las palabras se me estrellan en la cabeza y chocan con tanto ruido que queda un eco diciéndome que ya se han escrito todos los poemas de amor y de tristeza, que ya se han juntado las palabras más hermosas y que ya se han rimado los versos más sonoros, que todas las ideas del mundo ya se han realizado.

Pero leo y releo poemas y aunque me deslumbra la magnificencia que se encuentra en las combinaciones deliciosas de los más extravagante autores, no encuentro a plenitud lo que mi ser más profundo quiere decir.

Es verdad que muchas veces leo y siento que lo escrito me lo sacaron del pecho mientras se me desgarraba el cuerpo incluso desde antes de existir, también es cierto que no es plenamente lo que soy, porque nadie más que yo puede ser lo que soy ahora, es más, ni yo puedo ser lo que ya antes fui ni lo que seré.

Entonces, me queda esa sensación de que falta algo aunque nimio, algún punto, alguna coma, por eso insisto en escribir alguna cosa que me sepa a mí, que me dibuje en el pecho una marca inconfundible de lo que soy, para leerla luego, cuando me olvide de mí.

O para leértela a ti y recordar lo que fuiste un día en mis adentros, la significancia de tu vida en la mía, para eso escribo, para recordar, para guardar en las palabras el sentimiento del ahora que es tan fugaz como el viento que roza mi piel y se escapa de mí hacia otras texturas olvidándome al instante.

Y guardo así lo que siento como si gestara un ser y esto que ahora escribo fuese el parto; dejo que mi mente y mi alma hagan el amor cuando se comunican en un momento íntimo, luego, toda esa amalgama que conforma el sentir se va plasmando en una secuencia de palabras, teniendo de compañera a la sigilosa melancolía, y así escribo sin borrar palabra y como si fuese un proceso natural dejo que salga todo y lo admiro como un ser que ha salido de mí lleno de sangre y dolor, lo leo y lo limpio a veces, y lo dejo vivir para ir a verle cuando mi imagen se me haya distorsionado.

Y ahí permanece para decirme: mírame, soy lo que fuiste y ahora ¿qué eres?

El abecedario de tu nombre

He querido escribirte, pero las letras me han descolocado tu nombre y no he podido encontrarte, te he buscado incluso escondido entre las palabras, por si estabas por ahí enredado.

Te he buscado entre los Almendros, pero ha llegado la Brisa y se han Caído las hojas en dónde pensé estabas colgado y me ha Dolido caerme entre las ramas por buscarte.

Pero no he me rendido y fui entre los Enebros porque he visto tu Figura, y aunque en las hojas estaban muchos rostros, la Gracia de tus ojos no la pude Hallar.

Seguí caminando entre bosques Iluminada solo por la esperanza de encontrarte y con la decepción de un Jamás escondido en el pecho he dibujado senderos Kafkianos en donde escuchaba tu voz como un lápiz que dibujaba flechas que se desvanecían apenas se pintaban.

Te busqué entre Limonares tratando de encontrar dulzor entre frutas ácidas y te he buscando en el Mar tratando de calmar mi sed con el agua salada.

Quizás es mi culpa el no poder encontrarte, pues he buscado con insistencia tu cara de sol en las Noches más oscuras y he querido dibujar en la vigilia mis sueÑos contigo.

Y así he ido vagando queriendo ser Omnipresente para estar en todos tus lugares, y he Perdido el rumbo muchas veces por Querer llegar a todas tus partes y no saber de ninguna.

He buscado tus letras entre las Ranuras de los diarios de los enamorados y no he encontrado más que Sílabas que no llegaban a conformar tu nombre.

Alguna vez escuché tu voz en el resonar de los Tambores y allá fui a bailar tus sonidos, pero no eran más que rumores que quedaron del eco de tu presencia.

Seguí caminando sin parar, tratando de encontrar la Utopía de tu existencia, queriendo escuchar las melodías que vas dejando con tu Vivir, pero era inútil hallarte, tanto que dejé de buscarte porque las WXY me precian complicadas, y fue cuando puede leerte a lo lejos, con tus ojos de Zafiro escupiendo poemas completos con tu nombre en ellos.

Complicaciones

Siempre me ha gustado lo complicado,
El enigma, la dificultad, el sufrimiento
Cuando niña, rebuscaba en lo juguetes el más raro
El que no se repitiera, el diferente, el auténtico,
Me gustaba lo poco común, lo inimaginable, lo exótico.


Siempre me ha gustado sufrir,
De tantos ojos, de tantas bocas,
Solo me he fijado en los tuyos,
Solo he querido tocar tus labios,
De tanta compañía, de tantos brazos,
Solo me apasionan los que se encuentran en la lejanía.


Heme aquí entonces, con los ojos llorosos
Con la boca seca y el alma en los recuerdos
Desesperada por el afanoso futuro
Y desolada por el siniestro presente,
Me duele la incertidumbre
Y me agobia la espera.


Esperar, esperar y esperar,
No me queda más remedio
El más tedioso de mis vicios es no saber hacerlo
Y la más virtuosa compañera del amor es la paciencia.

Destierro

Hoy se presentan ante mí vestigios de mi ayer
Adornados con el velo de la belleza de la nostalgia
Y duele saber que no podré ver nuevamente aquellos rostros
Ni escuchar aquellas voces cerca de mí.

Aquí en mi inconciencia, deseo tanto.
Imploro a todos los dioses conocidos
E imploro a todos los dioses que he inventado
Por vivir un segundo en el pasado sin haber pensado en el futuro.

Evoco el pasado en el que tus brazos me revestían
Y en llantos despido el anhelo de volver a ti nuevamente
Aunque en el camino la piel se me abra y el corazón deje de latir
Aunque tenga que arrastrarme por el sendero crónico del olvido.


A qué viniste si no fue a vivirme de todas las formas,
A qué te vas si no es a vivirte en las vidas de otros
Destiérrame de tu memoria cuanto quieras
Que yo sembraré en la mía los días aquellos
En los que éramos felices y caminábamos de la mano.

Aquí está el dolor

En el suspiro de la noche es cuando yo fallezco

Cuando te encuentro pasando por mi pelo desordenado como un soplo de muerte

y así en un segundo siento tu aliento tibio y tenaz, condenándome al recuerdo

Y aquí está de nuevo

el trance divino,

la inspiración eterna.

Aquí está el dolor,

mi musa preciada que me conmueve en la vida y me dirige a Dios,

Aquí está el dolor

que se presenta en los versos que añoro cada día de desesperanza,

en las palabras que hilan mi tumba,

que me desmoronan la tranquilidad

y que me reviven en esta meditación tan perfecta,

en este encuentro con Dios.

Gracias a la noche fría

la noche con llovizna y llanto,

con sangre y penas,

esa noche que te trajo a mis tripas, que me revolvió la carne, que me hechizó con el recuerdo de tus pupilas dilatadas.

Gracias a ti, por aparecerte siempre que necesito el dolor para escribir.

Todo presente siempre es infinito

Hoy el abrazo de la nostalgia me está asfixiando de nuevo y me descoloca el alma,

Hoy nuevamente vuelvo a extrañar tu figura en mis brazos,

Hoy repudio lo que he sido y seré, un amasijo de penas y pesares sin más razón que el destino para seguir.

Hoy el sonido del futuro no me es sonoro, cómo ansío el momento en el que esté feliz, pero como todo presente siempre es infinito, me agobio de tristeza al esperar frutos de un árbol que se siembra nuevo cada día.

Hoy quiero desterrarme de este mundo, irme allá donde habita el espíritu, quiero el silencio que ofrece la paz y dejar al afán prendido del abismal decoro humano.

Hoy quiero no ser más que un grillo que en el monte canturrea y al lejano oído llega el canto como ruido.

Quiero ser la piedra que reposa serena en la carretera y ve la algarabía y el afán pasar, incólume desde su inanimada figura.

Quiero ser el sonido del viento fuerte y el frío del viento que acompaña a la lluvia en una noche de tormentas, acaeciendo en las almas un sereno descanso.

Quiero ser el descanso, el sueño de tarde, los ojos cerrados que dibujan mundos imaginarios en los rincones misteriosos del sueño.

Hoy quiero ser todo lo que no soy, para despojarme por un momento de todo lo que soy y seré toda una vida, que aunque no es mucho tiempo, es todo el que tengo.